Servicio de diagnóstico precoz del cáncer de cuello de útero
Diagnóstico HPV (Virus del papiloma)
El HPV es una familia de virus que afectan la piel, causando por lo general un crecimiento irregular de células o verrugas. Existen más de 150 tipos de HPV. La mayoría son inofensivos, pero al menos 15 tipos se asocian con un mayor riesgo de cáncer. Estos tipos afectan a los genitales y se adquieren a través del contacto sexual (oral, vaginal y anal) con una pareja infectada. Se clasifican como de bajo riesgo o de alto riesgo.
- Los de bajo riesgo pueden causar verrugas genitales.
Los de alto riesgo pueden conducir al cáncer en el cuello uterino, vulva, vagina y ano.
La infección por HPV pasa desapercibida al no producir síntomas. En la mayoría de las personas infectadas, los virus desaparecen espontáneamente sin secuelas a lo largo de los dos años siguientes a la infección. Teniendo en cuenta la alta frecuencia de circulación de los virus y la gran cantidad de tipos distintos, las reinfecciones y las infecciones múltiples (por distintos tipos de este virus a la vez) son muy frecuentes, de manera que la mayoría de las personas sexualmente activas han sido infectadas en algún momento de su vida sexual.
En los casos en los que los virus de los tipos asociados al cáncer no son eliminados, aparecen al cabo de los años lesiones precancerosas que, si no se eliminan quirúrgicamente, evolucionan hacia el cáncer.
El diagnóstico del HPV se realiza mediante la prueba de Papanicolaou, que se realiza en las citologías de revisiones anuales. Consiste en obtener una muestra de las células del cuello uterino y la vagina para su estudio al microscopio y valorar si las células son normales.
La prueba de ADN o de alto riesgo sirve para identificar la presencia de los virus HPV de alto riesgo en una muestra de células del cuello uterino. Un resultado positivo significa que existe HPV en el cuello uterino, lo que con el tiempo podría derivar en un cáncer de cuello uterino o no. Se recomienda esta prueba en las siguientes circunstancias:
- Como método de seguimiento de una prueba de Papanicolau que ha detectado células anormales o cuyo resultado es dudoso.
- En las mujeres de 30 años o más, combinada con la prueba de Papanicolau, ya que aumenta la capacidad de detección de HPV de alto riesgo. Si los resultados de ambas pruebas son normales, el riesgo de desarrollar un cáncer cervical es muy bajo y no es necesario hacerse más pruebas de detección hasta dentro de cinco años.
Prevención del HPV y vacunación.
Debido a que la infección por HPV es asintomática (y por tanto no se sabe que se está infectado/a) y que casi todas las personas sexualmente activas contraerán este virus en algún momento de su vida, es importante protegerse contra el HPV. Existen distintas maneras para reducir la probabilidad de contraer el virus:
- Las vacunas contra el HPV son seguras y eficaces y pueden proteger a hombres y mujeres contra algunos de los tipos más comunes de HPV, que pueden causar lesiones precursoras y cáncer. Las vacunas contra el HPV se administran en tres inyecciones en un periodo de seis meses. Es importante recibir las tres dosis para tener la mejor protección. Existen dos vacunas para mujeres (Cervarix® y Gardasil®). Ambas vacunas son altamente efectivas para prevenir infecciones por los tipos 16 y 18 de HPV, dos HPV de alto riesgo que causan cerca del 70% de los cánceres cervical y anal. Gardasil® previene también contra la infección por los tipos 6 y 11 de VPH, los cuales causan el 90% de las verrugas genitales. En mujeres, las vacunas contra el HPV se recomiendan:
- Para las niñas de entre 11 y 14 años, dentro del calendario vacunal. En Castilla y León y en Castilla La Mancha se vacuna a las niñas a los 14 años.
- Para adolescentes y mujeres de 13 a 26 años que no hayan recibido ninguna dosis o que no hayan completado la serie cuando eran más jóvenes.
- Reducir el riesgo en las relaciones sexuales: usar preservativo de forma adecuada y constante (desde el principio hasta el final). Es necesario tener en cuenta que el VPH puede infectar las áreas que no queden cubiertas por el preservativo y que no necesariamente tiene que existir una relación sexual completa para contagiarse, por lo que el preservativo no protege completamente del HPV. Limitar el número de parejas sexuales u optar por relaciones mutuamente monógamas a largo plazo con una pareja no infectada. Sin embargo, es difícil determinar si una persona que ha sido sexualmente activa en el pasado está infectada en la actualidad.
- Realizarse una revisión ginecológica anual: la revisión ginecológica anual es imprescindible para controlar la salud de las mujeres y, en particular, para detectar tipos de cáncer de cuello de útero no asociados a los tipos contra los que protegen las vacunas. La combinación del correcto control ginecológico y la vacunación maximiza la eficacia del programa para combatir el cáncer de cuello de útero.
Tratamiento de lesiones premalignas.
Casi todas las lesiones premalignas (precancerosas) del cuello de útero se pueden tratar con éxito si se detectan a tiempo. En las mujeres en las que se detectan lesiones precancerosas de cuello uterino, se tratan mediante técnica quirúrgicas, con resección más o menos amplia dependiendo del grado de la lesión. Las técnicas más utilizadas para tratar las lesiones cervicales en nuestro centro son la colposcopia (técnica que usa un microscopio con iluminación para detectar y tratar lesiones en el cuello del útero), la histeroscopia (técnica que usa un sistema óptico para detectar y tratar lesiones en el útero), la electrocoagulación (cauterización eléctrica de las lesiones) y la conización (cirugía para extirpar una parte en forma de cono del tejido del cuello del útero).
Atención a la menopausia
La menopausia es la época de la vida de una mujer en la que deja de tener menstruaciones porque sus ovarios dejan de producir hormonas. Es una parte normal del envejecimiento, que generalmente ocurre entre los 45 y 55 años de edad. Nuestra cartera de servicios de atención a la menopausia incluye:
Diagnóstico y tratamiento de la sintomatología
Los síntomas más frecuentes (presentes en un 80% de los casos) son los ciclos menstruales irregulares y los sofocos y la sudoración.
Otros síntomas que se pueden asociar son:
- Cambios vaginales: la vagina puede volverse seca y delgada, y sentir dolor durante las relaciones sexuales y los exámenes vaginales, así como padecer más infecciones vaginales.
Osteoporosis: pérdida paulatina de calcio en los huesos, que se acelera en los primeros años de la menopausia por el déficit de hormonas. En el inicio de la enfermedad no se produce ningún síntoma y, a medida que ésta progresa, hay una tendencia a sufrir fracturas, lo que conlleva a una disminución de la estatura.
Cambios en el estado de ánimo: vaivenes de ánimo, depresión e irritabilidad.
Problemas urinarios: ardor o dolor al orinar, o pérdidas de orina.
Problemas de concentración o memoria.
Problemas para dormir.
Pérdida de la libido (poco interés en el sexo) y cambios en la reacción sexual.
Aumento de peso o incremento en la grasa corporal alrededor de la cintura.
Pérdida de densidad en el cabello o caída del mismo.
Recuperación del suelo pélvico e incontinencia urinaria
La incontinencia urinaria es la pérdida del control de la vejiga, lo que asocia pérdidas involuntarias de orina. Es una patología que afecta a la calidad de vida de un gran número de mujeres, aunque únicamente un pequeño porcentaje acude a su médico por ello. En caso de pérdidas de orina, el primer paso es identificar el tipo de incontinencia, para poder así indicar el tratamiento adecuado.
El tratamiento, en función del tipo de incontinencia, puede ser de rehabilitación del suelo pélvico (ejercicios de Kegel para fortalecer y entrenar los músculos del suelo pélvico), farmacológico o quirúrgico. La cirugía del suelo pélvico ha evolucionado de forma espectacular en los últimos años, y actualmente existen cirugías mínimamente invasivas que, por vía vaginal o laparoscópica, ofrecen buenos resultados a largo plazo.
Densitometría
La densitometría ósea es una técnica radiológica que mide la densidad mineral (contenido en calcio) de los huesos. Cuanto más baja es la densidad de un hueso, más frágil es éste y más riesgo tiene de fracturarse.
La densitometría se utiliza para diagnosticar la osteoporosis en su etapa más precoz e instaurar un tratamiento preventivo, y para llevar el control de la pérdida ósea o la respuesta al tratamiento de la osteoporosis.
Urología femenina
La uroginecología es una subespecialidad tanto de la ginecología como de la urología, que aborda específicamente el estudio, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del aparato urinario femenino. Dentro de ellas, los síntomas más frecuentes son:
Incontinencia urinaria
Es una patología muy frecuente que afecta a la calidad de vida de un gran número de mujeres (20-40% en mujeres mayores de 40 años), aunque únicamente un pequeño porcentaje acude consulta a su médico por ello. En caso de pérdidas de orina, el primer paso es identificar el tipo de incontinencia, para poder así indicar el tratamiento adecuado (rehabilitación del suelo pélvico, farmacológico o quirúrgico). En FIV Recoletos tenemos incorporadas las técnicas más novedosas para su tratamiento, tanto en cirugías mínimamente invasivas con láser de CO2 GYNELEASETM como las últimas líneas de fármacos coadyuvantes.
Infecciones urinarias de repetición
Se considera una Infección del Tracto Urinario (ITU) de repetición cuando una mujer tiene más de tres ITUs al año. Son más frecuentes en las mujeres ya que su uretra es más corta que la de los hombres. Sus síntomas no suelen ser graves pero sí incómodos: escozor o dolor al orinar, aumento de la frecuencia de orinar, etc. Su tratamiento se basa en el uso de antibióticos a largo plazo, lo que condiciona la generación de resistencias y efectos secundarios, por lo que muy interesantes los tratamientos alternativos como la inmunoterapia (vacunas). Actualmente, además de las recomendaciones clásicas de beber agua, orinar frecuentemente y controlar los factores de riesgo, existe una alternativa muy novedosa para la prevención de este tipo de infecciones que consiste en la administración de vacunas bacterianas en gotas orales que han demostrado ser eficaces mejorando la inmunidad y evitando recaídas. Existen dos tipos de vacunas: unas genéricas que atacan a las bacterias que más frecuentemente están implicadas en las ITUs, y otras «autovacunas» que se hacen a medida de forma personalizada con las bacterias concretas que producen la infección en cada paciente.
Micciones frecuentes
Se considera que existen micciones frecuente cuando existe, de forma mantenida, la necesidad de orinar más a menudo de lo normal (cada dos horas aproximadamente en mujeres adultas). Existen muchas causas que pueden asociar micciones frecuentes, en su mayoría benignas. Se recomienda acudir al urólogo para que realice un diagnóstico de la causa y lo trate adecuadamente.