La ictericia infantil es un trastorno que provoca que la piel y las partes blancas de los ojos se vuelvan amarillentas, debido a un exceso de bilirrubina en la sangre (un pigmento amarillo en los glóbulos rojos).
Suele afectar a los más pequeños de la casa, siendo algo muy común sobre todo en bebés nacidos antes de las 38 semanas de gestación (bebés prematuros) y en algunos bebés lactantes.
Aún así la ictericia puede afectar también a los adultos, pero en este caso debe considerarse únicamente como un síntoma de enfermedad, sin consecuencias negativas en sí.
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Tipos
Dentro de la ictericia infantil, pueden existir distintas tipologías dependiendo del origen del trastorno. Entre los tipos más conocidos podemos destacar las siguientes:
- Ictericia fisiológica: es la tipología más común y se produce debido a la inmadurez del hígado de los pequeños, que no es capaz de procesar la bilirrubina como debería. Suele aparecer entre el segundo y cuarto día de vida y desaparece a la primera semana.
- Ictericia por baja ingesta: esta tipología se presenta cuando un bebé no ingiere suficiente leche, bien porque la madre no genera suficiente cantidad o por dificultades a la hora de comer.
- Ictericia por leche materna: está provocada por sustancias presentes en la leche materna que pueden hacer que aumente la concentración de bilirrubina en la sangre. Suele aparecer entre el tercer y quinto día de vida, aunque este tipo es poco común: representa el 1 y el 2% de los casos.
- Ictericia por incompatibilidad de grupo sanguíneo o de RH: si un bebé tiene un grupo sanguíneo distinto al de su madre, es posible que esta produzca anticuerpos que destruyan los glóbulos rojos del pequeño, lo que provocará un aumento de bilirrubina en la sangre del bebé.
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Causas
Como ya se ha podido entrever en el bloque de las tipologías más comunes, las causas son variadas y diversas. Aún así podemos destacar principalmente las siguientes:
- La mayor fabricación de bilirrubina por parte de los recién nacidos debido a que estos renuevan más a menudo los glóbulos rojos que los adultos.
- La inmadurez del hígado de los recién nacidos, elemento que les impide eliminar adecuadamente la bilirrubina de la sangre.
- La absorción de bilirrubina por el intestino del recién nacido antes de ser eliminada por las heces.
- Problemas alimenticios por baja ingesta o sustancias presentes en la leche materna.
- La incompatibilidad del grupo sanguíneo o de RH del niño con la madre.
- Algunos trastornos hereditarios o genéticos.
- O, de forma mucho más ocasional, por la presencia de alguna enfermedad relevante, como un problema de tiroides, enfermedades del hígado como la hepatitis o infecciones como rubéola, sífilis o sepsis.
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Síntomas
El síntoma más evidente es el color amarillo de la piel, que suele empezar en la cara y pasar posteriormente al pecho, al abdomen y, finalmente, a las piernas. Los ojos del bebé también pueden verse afectados, adquiriendo esa tonalidad amarillenta.
Otros síntomas habituales pueden ser:
- Coluria (orinas de color muy oscuro).
- Acolia (heces muy claras).
- Adormilamiento.
- O problemas a la hora de alimentarse.
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Diagnóstico
Los padres deben estar muy atentos a sus pequeños y, si un bebé o recién nacido tiene alguno de los síntomas descritos anteriormente, deben contactar con su pediatra para evaluar si presenta una ictericia clínicamente importante.
El pediatra deberá realizar algunas pruebas entre las que pueden encontrarse un exámen físico, un análisis de sangre para determinar la concentración de bilirrubina o una prueba cutánea con un bilirrubinómetro transcutáneo.
Solo si el pediatra lo considera necesario, podrá hacer además otros estudios o pruebas para identificar las causas de la ictericia infantil y así poder actuar acorde. La gravedad dependerá de la edad del bebe y de la presencia de otros trastornos.
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Tratamiento
Como en la mayoría de enfermedades, es fundamental un diagnóstico en fase temprana para poder dar solución al problema. Y su tratamiento depende de la causa de la ictericia, la concentración de bilirrubina en sangre y la edad del bebé.
En el caso de niños recién nacidos, si la ictericia es leve o moderada, el niño empezará a regular por sí solo el exceso de bilirrubina en sangre sin necesidad de tratamiento al cabo de una o dos semanas.
Si los niveles de bilirrubina son ya considerables, el pediatra podrá ofrecer diferente tratamiento según la causa o la gravedad del trastorno:
- Puede recomendar, por un lado, mejorar la nutrición, aumentando la frecuencia de las ingestas o aconsejando algunos suplementos para prevenir la pérdida de peso.
- Además puede aconsejar aumentar la ingesta de líquidos (ya que la deshidratación puede ayudar a aumentar la concentración de bilirrubina en sangre).
- También puede recomendar la fototerapia, si el trastorno no remite, un tratamiento con una lámpara especial que ayuda al organismo a eliminar el exceso de bilirrubina, favoreciendo su eliminación a través del hígado.
- En algunos casos y solo si es necesario, se aconsejará realizar un intercambio de sangre con una técnica llamada exanguinotransfusión. Esta ayudará a dar al pequeño sangre limpia y eliminar así el exceso de bilirrubina.
- Y se recomendará inmunoglobulina por vía intravenosa en el caso de aquellos bebés con incompatibilidades de grupo sanguíneo. Las inmunoglobulinas impiden que los anticuerpos ataquen a sus glóbulos rojos y reducen la necesidad de hacer transfusiones.
Y ¿qué pasa en los adultos? En el caso de que una persona se vea afectada por la ictericia en edad avanzada, esta debe considerarse únicamente como un síntoma de enfermedad, por lo que el tratamiento no debe ser el de la ictericia, sino el de la enfermedad que la cause.
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