Osteoporosis

En la osteoporosis se pueden distinguir dos situaciones distintas: asintomática y sintomática. Asintomática por la existencia de fracturas indoloras y por sí misma y sintomática, cuando sufrimos una fractura con síntomas, principalmente en fémur, muñeca, costillas y vertebral.

El diagnóstico de la osteoporosis asintomática se basa en las pruebas de imagen: radiografías, densitometría ósea y gammagrafía ósea y las pruebas de laboratorio.

En el caso de la osteoporosis sintomática se basa en la existencia de una fractura clínica junto con la presencia de alteraciones en las pruebas de laboratorio y en la densitometría ósea.

Durante las fases agudas el paciente debe guardar reposo en cama, pudiendo realizar cierto grado de actividad física, recibir analgésicos y precisar de tratamiento ortopédico o quirúrgico dependiendo del tipo de fractura sufrida.

 Las técnicas quirúrgicas percutáneas como la vertebroplastia o la cifoplastia tienen un efecto superior en pacientes que permanecen con dolor pasados los seis primeros meses de tratamiento.

El procedimiento consiste en la introducción de un cemento sintético en el interior de la vértebra que al fraguar estabiliza la fractura produciendo un alivio del dolor.