Incontinencia urinaria femenina

Incontinencia urinaria
femenina

La incontinencia urinaria (IU) se define como cualquier tipo de pérdida involuntaria de orina.
Se trata de una entidad infradiagnosticada que afecta a la calidad de vida en las esferas social, sanitaria y económica.

¿Qué es la incontinencia

¿Qué es la
incontinencia?

La incontinencia urinaria es un problema de salud con importantes consecuencias de carácter social y psicológico. El 30-40% de las mujeres mayores de 25 años se ven afectadas, y, si se deja evolucionar, empeora la calidad de vida de forma importante al reducir la actividad física para evitar las fugas de orina. También condiciona su vida social e incluso, puede desencadenar trastornos como pérdida de seguridad y autoestima, depresión, retraimiento y ansiedad.

Tipos de IU

Tipos de IU

  • Incontinencia Urinaria de Esfuerzo: pérdida involuntaria de orina que coincide con el aumento de la presión abdominal, desencadenado por la actividad física.
  • Incontinencia Urinaria de Urgencia: pérdida involuntaria de orina asociada con un fuerte deseo de orinar (urgencia). Clínicamente suele acompañarse de aumento de la frecuencia diurna y nocturna (nocturia).
  • Vejiga Hiperactiva: síndrome que engloba a pacientes con síntomas de aumento de la frecuencia miccional y urgencia, con o sin IU.
  • Incontinencia Urinaria Mixta: es la asociación de síntomas de pérdida involuntaria de orina con los esfuerzos y síntomas de vejiga hiperactiva.
Diagnóstico

Diagnóstico y tratamientos

Para poder ayudar a solucionar el problema es necesario hacer un correcto diagnóstico. Para ello nos valemos de una serie de cuestionarios específicos, y en ocasiones, de la valoración de un diario miccional.

Por supuesto la exploración física es fundamental, así como la realización de una ecografía que valore, no sólo el aparato genital, sino también la vejiga y la zona uretral.

Además, pueden precisarse algunas pruebas complementarias como analítica de orina, estudio urodinámico o cistoscopia.

En cuanto al tratamiento, este incluye cambios en el estilo de vida, la reeducación vesical, fisioterapia y en ocasiones medicación o incluso cirugía que habitualmente asocia el uso de mallas por vía vaginal.

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