Enfermedad Celíaca
31 enero, 2017 Instituto de Salud Digestiva | Patologías
Concretamente, se produce por una reacción inmunológica de tipo autoinmune, desencadenada por la interacción de la Gliadina (la fracción soluble en alcohol del Gluten) con las células del intestino (enterocitos) que forman las llamadas vellosidades intestinales donde se produce la absorción de los nutrientes. Dichas vellosidades se atrofían y aparecen células inflamatorias (linfocitos). La consecuencia es una atrofía de la capa de absorción (mucosa) del intestino delgado provocando una asimilación deficitaria de nutrientes, vitaminas y minerales. Estas alteraciones pueden detectarse mediante la práctica de una biopsia intestinal a través de gastroscopia que es la prueba diagnóstica fundamental e imprescindible para el diagnóstico.
La enfermedad celíaca es una patología frecuente que afecta al 1-2% de la población mundial.
DIAGNÓSTICO
Ante la sospecha de enfermedad, sobre todo, si hay antecedentes familiares u otras enfermedades autoinmunes previas (hepatitis autoinmune, hipotiroidismo, gastritis atróca autoinmune, etc.), debe solicitarse un estudio analítico completo con determinación de proteínas, albúmina, hierro, ferritina, vitamina B12 y anticuerpos especícos de la enfermedad que son los antitransglutaminasa (anti-TGT).
Su positividad hace muy probable la enfermedad pero un resultado negativo no excluye el diagnóstico, por lo que en este caso si persiste la sospecha debe hacerse un estudio genético. Si los anticuerpos son positivos o hay riesgo genético el paciente debe someterse a una gastroscopia con toma de biopsias del duodeno que es la prueba diagnóstica más able e imprescindible para el diagnóstico. Además, nos permite investigar otras enfermedades del aparato digestivo con síntomas similares o la causa de un dé cit de hierro o vitamina B12 (hernia hiatal, gastritis atrófica, infección por la bacteria Helicobacter Pylori, etc.).
SÍNTOMAS
La enfermedad puede ser completamente silente, por lo que se calcula que hay muchos pacientes sin diagnosticar. Los síntomas son poco específicos, pues pueden aparecer en otras muchas enfermedades del aparato digestivo o de otros órganos, lo que dificulta el diagnóstico. Por eso, es preciso un alto índice de sospecha y una investigación exhaustiva para diagnosticar la enfermedad.
Entre los síntomas pueden aparecer: dolor abdominal, diarrea, estreñimiento o ambos alternando, simulando un síndrome de intestino irritable, vómitos, intolerancia a diversos alimentos, distensión, sensación de plenitud o digestión lenta tras las comidas. El déficit de absorción puede provocar carencias de vitamina D, hierro o vitamina B12 con o sin anemia, alteración de los análisis del hígado (transaminasas). En ocasiones, hay cansancio, fragilidad capilar o en las uñas, osteoporosis con fracturas frecuentes, trastornos menstruales, abortos de repetición e infertilidad tanto en el varón como en la mujer, cambios de carácter con apatía, insomnio o depresión y lesiones cutáneas como la dermatitis herpetiforme que puede preceder a la enfermedad intestinal. En los niños puede provocar un retraso en el crecimiento o el comienzo de la pubertad.
En resumen, debe sospecharse la enfermedad en todo paciente con dolor abdominal, vómitos o diarrea de causa inexplicable, ferropenia (carencia de hierro) o de vitamina B12 sin una enfermedad que las justifique o que no mejore con la administración de estos compuestos. La dermatitis herpetiforme, los abortos de repetición y la infertilidad también obligan a investigar la enfemedad.
El cumplimiento de la dieta, que debe hacerse para toda la vida, se acompaña generalmente de una resolución de los síntomas y de las anomalías en los análisis. No es necesario, en general, hacer una biopsia de control para certificar la resolución de las alteraciones histológicas, salvo que el paciente no mejore, aparezcan nuevos síntomas o haya dudas sobre el cumplimento de la dieta. En cualquier caso, los pacientes, una vez diagnosticados, deben ser revisados periódicamente. Esto permitirá asegurar el estricto cumplimiento de la dieta, corregir las carencias nutricionales, detectar y corregir complicaciones de la enfermedad.
Es necesario, así mismo, investigar la enfermedad en todos los parientes de primer grado (hermanos, padres e hijos) del paciente, aunque no tengan síntomas, pues tienen mayor riesgo de padecer la enfermedad. Se hará mediante análisis (anticuerpos o estudio genético) y si fuera preciso, gastroscopia con toma de biopsias para detectar o descartar la enfermedad de forma concluyente.
TRATAMIENTO
Debe hacerse siempre, una vez detectada la enfermedad, aunque el paciente no tenga síntomas ni carencias nutricionales, pues la enfermedad celíaca no tratada predispone al desarrollo de tumores del intestino delgado (adenocarcinoma o linfoma), del esófago y de otros órganos. Además, las carencias nutricionales pueden provocar anemia, osteoporosis o síntomas neurológicos que pueden ser irreversibles.
El único tratamiento eficaz y, por lo tanto, recomendado para todos los pacientes es la retirada del Gluten de la dieta. Dicha proteína está presente en el trigo, la cebada, el centeno y la avena que deben evitarse por completo. Además, deben eliminarse de la dieta todos aquellos alimentos envasados en los que no se especifique en el etiquetado que no contengan Gluten, tales como conservas vegetales o de pescado, frutos secos, salsas, etc. Es interesante que el paciente utilice utensilios de cocina exclusivos para él para evitar la contaminación con Gluten. Debe extremar la precaución si come fuera de su domicilio, pues solo podrá hacerlo en establecimientos que acrediten un menú sin Gluten
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