Cáncer de colon: alimentos para combatir el estreñimiento
9 agosto, 2018 Instituto de Salud Digestiva | Nutrición y dietetica
La mala alimentación es uno de los principales factores de riesgo de esta enfermedad. Es por esto que los expertos recomiendan modificar ciertos estilos de vida, como la dieta, con el fin de prevenir la aparición de ciertos tipos de cáncer.
El cáncer colorrectal es la cuarta neoplasia más común en el mundo y afecta con una frecuencia equitativa a hombres y mujeres. Gran parte de los casos se presentan en personas mayores de 50 años, sin embargo, recientes estudios han demostrado que esta patología está aumentando significativamente en los más jóvenes. Según las conclusiones de una investigación de la Sociedad Americana del Cáncer, los nacidos a partir de 1990 tienen el doble de riesgo de sufrir cáncer de colon y el cuádruple de riesgo de cáncer de recto que las generaciones anteriores.
El aumento de la obesidad, relacionado con dietas desbalanceadas, se han señalado como unos de los principales responsables de esta situación. En algunos pacientes jóvenes también “se ha demostrado que hay posibles factores genéticos y mutaciones específicas que pueden incrementar este tipo de cáncer”, señala el gastroenterólogo y endoscopista Nicolás Rocha y añade que “indudablemente el consumo excesivo de carnes rojas y los malos hábitos de vida incrementan aún más este riesgo”. Esto, combinado con el consumo de alimentos con carbohidratos de alto índice glucémico, el tabaquismo, la ingesta de licor y la insuficiente actividad física conducen a que la probabilidad de cáncer sea mayor.
Alimentos ricos en grasas saturadas, el consumo de tabaco y alcohol favorecen la aparición de trastornos digestivos como el estreñimiento o diarrea, estrechamente relacionados con este cáncer. Adicionalmente, es importante eliminar de la dieta el consumo de carnes procesadas, algunos embutidos como las salchichas y limitar las carnes rojas, siguiendo la recomendación de Organización Mundial de la Salud (OMS), que en 2015 encontró evidencia limitada de una asociación de estos alimentos, principalmente, con el cáncer colorrectal, pero también con el de páncreas y mama.
No todo son restricciones, pues la lista de alimentos que pueden ayudar a prevenir este tipo de tumores es extensa y variada.
En concreto, son cinco los componentes principales que se deben incluir en la dieta anti cáncer de colon:
- Fibra: Tener buena reserva de este componente es garantía para una digestión óptima, pues aumenta el bolo fecal. Además, se ha demostrado que incrementa la concentración de ácidos grasos de cadena corta, que tienen un efecto anticancerígeno. Los cereales integrales y granos enteros son una buena opción para obtenerla.
- Verduras y frutas: Son la mejor fuente de fibra y además contienen gran cantidad de sustancias que actúan como anticancerígenos. Los alimentos ricos en este componente son el coco, aguacate, pera, guayaba, uva, alcachofa, zanahoria y papas con cáscara. Además, también ideales para mantener al cuerpo hidratado.
- Calcio: Este mineral contribuye con la protección de las células que revisten el colon y actúa para frenar la proliferación celular que puede causar la aparición de un tumor. De hecho, varios estudios han demostrado una relación directa entre el consumo de calcio y la reducción del riesgo de sufrir de cáncer de colon, hasta en un 45 por ciento. El pescado es una buena fuente, así como vegetales como el brócoli, las espinacas y el perejil.
- Antioxidantes: Este grupo de vitaminas y minerales neutraliza los efectos de los radicales libres, peligrosos porque pueden atacar partes de las células, incluso su ADN y provocar enfermedades como el cáncer. Se pueden encontrar en frutas, verduras, aceites vegetales y frutos como almendras.
- Vitamina D: Esta vitamina ayuda a fortalecer el sistema inmune, razón por la cual una buena dosis de esta en el organismo es una defensa natural contra el cáncer. Los pescados grasos como el salmón son buena fuente, así como la exposición al sol.
Estas recomendaciones deben ir acompañadas de actividad física regular, que se ha demostrado que ayuda a reducir significativamente el riesgo de este cáncer y la gran mayoría de neoplasias. El efecto del ejercicio además contribuye a tener controlado el peso y mejora la circulación, así como el tránsito intestinal.