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Descubre cómo eliminar el cerumen de tus oídos sin dañarlos

18 febrero, 2019 Instituto Otorrinolaringología | Prevención

Mantener una higiene adecuada es esencial. Eliminar la cera de los oídos es igual de importante para evitar molestos tapones, otitis, dolores y problemas de audición.

El oído es un órgano muy importante ya que se encarga de la audición y del equilibrio del cuerpo, por lo que mantenerlo sano es fundamental para que ambas funciones se puedan llevar a cabo de forma correcta.

Entre otros cuidados,  es sumamente importante que la higiene del oído se lleve a cabo de una forma correcta pues, de lo contrario,  es posible que apareciesen infecciones y otros problemas más serios que incluso podrían desembocar en una sordera permanente.

Son muchas las personas que sufren pérdidas de audición en todo el mundo y, en infinidad de casos, éstas podrían evitarse manteniendo una serie de cuidados esenciales desde la infancia y, lo que es más importante, evitando realizar acciones que consideramos habituales hoy en día.

Hábitos que pueden dañar tus oídos

  • El uso de bastoncillos de algodón para la limpieza e higiene básicas de los oídos es la práctica más habitual llevada a cabo desde que nacemos. Sin embargo, es un error hacerlo por los riesgos que conlleva.
  • La cera de los oídos o cerumen es muy necesaria, contrariamente a lo que mucha gente piensa, pues tiene como función fundamental para el buen estado auditivo la protección frente a posibles gérmenes y partículas nocivas, como el polvo y la suciedad exterior, evitando que entren a las zonas más internas del pabellón auricular y puedan dañarlo. 
  • Si la cera penetra en el oído, puede dañar seriamente el tímpano y tener consecuencias graves que a veces son irreversibles. La producción de cerumen, por lo tanto, es un mecanismo de defensa natural que tenemos para proteger nuestros oídos y nunca debe retirarse, a no ser que haya una indicación del médico y siempre bajo la supervisión de éste. 

Cómo deberías limpiar los oídos

  • Para mantener los oídos sanos y limpios, basta con lavarse en la ducha la cabeza de forma regular, pues el agua que penetra al aclararse es más que suficiente para su limpieza, sin necesidad de ninguna otra acción por nuestra parte. Así, es el propio oído el que tiene la capacidad de limpiarse a sí mismo, en condiciones normales y estando sanos, sin requerir de ayuda externa.
  • Al salir del baño, sólo hay que secar la oreja suavemente con una toalla o gasa por el pabellón externo, sin apretar ni insistir demasiado en la zona del conducto auditivo (agujero). Tampoco están indicadas las soluciones salinas, gotas o aceites de limpieza auditiva si no las prescribe un profesional de la salud. Las limpiezas por tapones de cera las debe llevar a cabo el médico.
  • Los cuidados básicos a seguir son sencillos, siendo suficiente el uso de protectores homologados si nos exponemos a fuertes ruidos de manera habitual y evitar los ruidos intensos cerca de la oreja ya que pueden dañar el tímpano (ej. petardos, música excesivamente alta, disparos…).
  • Las aguas contaminadas deben evitarse por el riesgo de infección durante el baño si se sumerge la cabeza. En pantanos, lagos y piscinas públicas es frecuente la aparición de otitis por lo que hay que ser precavido y vigilar dónde nos bañamos. Para evitar riesgos, hay que ducharse tras estas inmersiones y procurar mantener el oído seco al salir del agua.
  • Se recomienda acudir al otorrinolaringólogo, aun sin tener ninguna sintomatología, a partir de los 50 años y realizar revisiones periódicas para detectar posibles problemas que pueden aparecer al ir cumpliendo años.
  • Existen medicamentos, ya sea en forma de pastillas o de gotas, que pueden afectar el oído por lo que no hay que automedicarse nunca.
  • Ante cualquier “anormalidad” detectada en el oído como dolor, sensación de taponamiento, zumbido, disminución de la capacidad de oír, supuración, producción excesiva de cera o tras un traumatismo en la zona, la consulta médica es obligada.

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