¿Afecta la glucosa a nuestro rendimiento intelectual?
22 mayo, 2018 Nutrición y dietetica
La glucosa se encuentra principalmente en los alimentos ricos en almidón, como el pan, el arroz, la pasta y las patatas, así como en las frutas, los zumos y mermeladas elaborados con dichas frutas y el azúcar de mesa.
El cuerpo es capaz de regular los niveles de glucosa en la sangre, lo que se conoce como homeostasis de la glucosa. En situaciones de ayuno o de actividad física intensa, donde las necesidades de glucosa aumentan, nuestro cuerpo puede satisfacer estas necesidades utilizando las reservas de glucosa que se encuentran tanto en el hígado como en el musculo, haciendo uso del glucógeno. En determinadas circunstancias, cuando el aporte de glucosa con la dieta es insuficiente el cuerpo es capaz de producir su propia glucosa a partir de otros nutrientes, como la proteína y la grasa mediante un proceso llamado gluconeogénesis.
A pesar de disponer de un sistema muy sofisticado para cubrir las necesidades de glucosa se pueden producir caídas en la disponibilidad de glucosa en algunas zonas del cerebro que pueden afectar diversas funciones cognitivas como la atención, la memoria y el aprendizaje.
El cerebro compite con el resto del cuerpo para mantener unos niveles óptimos en el cerebro en situaciones de “emergencia” como la inanición. Se trata de una serie de mecanismos esenciales para la supervivencia, a diferencia de los músculos y el hígado, el cerebro no puede utilizar los ácidos grasos como combustible.
Dado que el cerebro es sensible a las caídas de glucosa en la sangre a corto plazo, puede resultar beneficioso y positivo mantener unos niveles constantes de glucosa en sangre con el fin de mantener dichas funciones cognitivas, esta estrategia se puede desarrollar realizando varias comidas a lo largo del día (entre 5 y 6) menos copiosas en vez de realizar únicamente 3 comidas abundantes.
En particular, los estudios realizados en niños y adolescentes han demostrado que realizar un desayuno completo, que incluya una ración de lácteos, otra de cereales y otra de fruta permite mantener unos niveles adecuados de glucosa en la sangre que eviten una caída en el desarrollo cognitivo de los más pequeños de la casa.
En conclusión, el cerebro es un órgano muy activo que basa su capacidad de desarrollo y aprendizaje en la administración de glucosa como combustible. La glucosa proviene directamente que los alimentos y las bebidas que contienen hidratos de carbono, o bien es producida por el cuerpo a partir de otras fuentes, como proteínas y lípidos que no tienen una estructura hidrocarbonada. Mantener, por tanto, los niveles de azúcar en la sangre en unos niveles óptimos es útil para que tanto niños como adultos puedan desarrollar sus capacidades cognitivas al máximo, especialmente en las tareas mentales más exigentes. Consumir entre 5 y 6 comidas a lo largo del día es uno de los mejores puntos de partida para conseguir este objetivo.