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¿Dónde está mi libido? Trastornos ginecológicos y sexualidad

26 marzo, 2015 Maternidad y ginecología

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Las disfunciones sexuales femeninas son problemas en la respuesta sexual que pueden afectar principalmente cuatro grandes áreas (el deseo, la excitación, el orgasmo y el dolor asociado a las relaciones sexuales) y que impiden o dificultan el disfrute satisfactorio de la sexualidad. Estos trastornos pueden ser pasajeros o convertirse en crónicos y son mucho más frecuentes de  lo que imaginamos. El más frecuente es el trastorno por disminución del deseo sexual o libido baja. El deseo sexual hipoactivo aumenta con la edad y se estima que afecta a al aproximadamente a entre dos y cuatro mujeres de cada 10.

El deseo sexual varía mucho de una persona a otra, y en una misma persona, varía en distintas etapas de su vida, o en diferentes situaciones. Algunas mujeres pueden sentir la falta de deseo en ciertos momentos de su vida, por ejemplo, durante el embarazo y el parto, la lactancia y la menopausia. Esta variación normal no necesariamente supone un problema. Se considera un problema cuando la disminución del deseo sexual es permanente y prolongada e impide llevar una vida sexual sana y satisfactoria.

Causas

La sexualidad femenina es un proceso complejo y multifactorial que integra aspectos físico-biológicos (incluyendo las hormonas y los ciclos menstruales), aspectos psicológicos (emocionales, anímicos y afectivos) y socioculturales (actitudes sexuales influidos a su vez por valores sociales y por la educación sexual). Por ello las posibles causas de un trastorno de bajo deseo sexual son múltiples:

  • Enfermedades crónicas: diabetes, enfermedades cardíacas, cáncer, artritis, enfermedades neuroendocrinas o neurológicas.
  • Ingesta de algunos medicamentos para la hipertensión arterial, depresión, dolor, anticonceptivos orales.
  • Abuso de alcohol y otras sustancias.
  • Problemas ginecológicos: Trastornos médicos como endometriosis, cistitis, problemas de músculos pélvicos, dolor pélvico crónico o cirugía pélvica o genital que causa cicatrices, disminución del flujo sanguíneo o daño a los nervios en la zona.
  • Causas hormonales: Disminución del nivel de estrógeno o de testosterona  como en la menopausia o en la insuficiencia ovárica prematura.
  • Causas psicológicas y emocionales: estrés, ansiedad, depresión, trastornos de la alimentación, abuso sexual pasado, temor a embarazos no deseados, alteración de la autoestima, problemas en las relaciones de pareja, determinadas creencias educativas o culturales sobre la sexualidad.

¿Cómo se manifiesta?

Existen varios indicadores que sugieren un trastorno de deseo sexual inhibido:

  • Falta de fantasías sexuales, o de pensamientos sobre temas sexuales.
  • Evitar las relaciones sexuales, no iniciarlas, rechazar los acercamientos de la pareja, poner  excusas para no tener relaciones sexuales.
  • No disfrutar de las relaciones sexuales, no concentrarse en ellas mientras se practican, considerarlas prescindibles.
  • Tener frecuentes desacuerdos con la pareja en cuanto a la frecuencia de las relaciones o a la intensidad de deseo sexual.

Diagnóstico y tratamiento

Aunque como hemos visto la disminución del deseo sexual es bastante frecuente,  pocas mujeres lo identifican y menos aún  consultan a su médico por esta situación  (según algunos estudios, sólo un 20% de las afectadas). Además, no siempre saben con quién hacerlo, si recurrir al médico de cabecera, a su ginecólogo, al psicólogo o sexólogo.

En el diagnóstico es necesario valorar los síntomas y realizar una historia clínica detallada para  identificar la naturaleza del problema. También se debe evaluar la duración del problema,  si es permanente o adquirido y si es circunstancial. Se deben buscar trastornos médicos e indagar sobre el uso de medicamentos que pueden disminuir en el deseo sexual. También deben evaluarse factores psicológicos, experiencias sexuales previas y aspectos relacionados con la relación de pareja.

La compleja naturaleza de la sexualidad femenina y el origen multifactorial  del trastorno de deseo sexual hipoactivo requiere un enfoque integral del tratamiento y normalmente se realizan varios tipos de tratamiento a la vez. Las opciones terapéuticas disponibles incluyen el tratamiento de los trastornos orgánicos subyacentes, la supresión o ajuste de medicamentos potencialmente causantes del trastorno, reducir el estrés y el cansancio, la terapia psicosexual y la terapia farmacológica.

Una vida sexual activa y plena es parte esencial para la salud física, psicológica y emocional de las mujeres. Muchas de las causas relacionadas con las disfunciones sexuales están relacionadas con la salud ginecológica. Si te preocupa algún cambio en tu sexualidad o notas molestias con las relaciones sexuales no dudes en visitar a tu ginecólogo.

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