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Hallan cómo detectar precozmente el alzhéimer a partir de un simple análisis de sangre

14 agosto, 2017 3ª Edad

La enfermedad de Alzheimer es una patología neurodegenerativa provocada, además de por la formación de ovillos neurofibrilares de proteína tau, por una acumulación en el cerebro de placas de proteína beta-amiloide que resultan altamente tóxicas para las neuronas. Tal es así que la detección de estas placas de beta-amiloide en el cerebro constituye a día de hoy la única forma de diagnosticar precozmente la enfermedad, incluso décadas antes de que aparezcan sus síntomas –por lo general, la pérdida de memoria y la confusión–. El problema es que la detección temprana de estas placas, si bien posible, resulta muy compleja y excesivamente cara. Sin embargo, esta situación podría cambiar drásticamente en un futuro próximo. Y es que como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, la medición de la proteína beta-amiloide en la sangre puede ayudar a identificar a las personas cuyos niveles de la proteína ya se encuentran alterados en su cerebro o líquido cefalorraquídeo. O lo que es lo mismo, puede ayudar a identificar a los pacientes en las fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer o en alto riesgo de padecerla.

Barata y muy precisa

En la actualidad solo existen dos pruebas capaces de detectar la presencia de proteína beta-amiloide en el cerebro: la tomografía por emisión de positrones (PET), que resulta económicamente muy costosa y no se encuentra disponible en todos los hospitales; y la punción lumbar, muy invasiva y que solamente pude ser realizada por personal especializado. Pero dado que el cerebro produce continuamente esta proteína para llevar a cabo sus funciones cotidianas e, igual que la produce, la elimina liberándola en el torrente circulatorio o en el líquido cefalorraquídeo, ¿no puede simplemente detectarse en un análisis de sangre? Pues no, dado que los estudios realizados han encontrado que los niveles de proteína beta-amiloide en la sangre no se correlacionan con los niveles de la proteína en el cerebro. O así ha sido hasta ahora.

En el nuevo estudio, los autores analizaron los niveles sanguíneos de tres subtipos o ‘isoformas’ de la proteína beta-amiloide –beta-amiloide 38, compuesta por una cadena de 38 aminoácidos; beta-amiloide 40; y beta-amiloide 42– y evaluaron su posible correlación con los niveles de amiloide en el cerebro. Y para ello, contaron con la participación de 41 voluntarios mayores de 60 años, 18 de los cuales no tenían placas de beta-amiloide en sus cerebros –eran ‘amiloide negativo’– y los 23 restantes ya presentaban signos de deterioro cognitivo provocados por la alteración de los niveles de la proteína en el cerebro o en el líquido cefalorraquídeo –es decir, eran ‘amiloide positivo’, tal y como confirmaron los resultados de la PET o de las punciones lumbares.

Objetivo: proteína tau

En definitiva, el método descrito en el estudio permite detectar con una elevada fiabilidad la presencia de placas de beta-amiloide en el cerebro. Pero, ¿qué sucede con el segundo de los signos característicos de la enfermedad de alzhéimer, esto es, la presencia de ovillos neurofibrilares de proteína tau? Pues que los autores están en la actualidad desarrollando un segundo test para, de la misma manera, detectarlos a partir de la sangre.

Como concluye Randall Bateman, «si también contáramos con un test para la proteína tau, entonces podríamos combinarlos y tener una mejor visión de quién se encuentra en un mayor riesgo de desarrollar alzhéimer. Supondría un paso enorme para predecir, e incluso prevenir, la enfermedad de Alzheimer».

 

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