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En las últimas semanas se ha detectado de forma habitual la presencia de rinovirus, adenovirus, bocavirus  o virus respiratorio sincitial entre otros.

Los virus invernales reaparecen en los más pequeños

22 diciembre, 2021 Pediatría | Publicaciones

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Con la bajada de las temperaturas y tras un invierno atípico por la pandemia que todavía estamos viviendo, las consultas de pediatría y las urgencias pediátricas se han llenado de pacientes con tos, mocos, vómitos y diarrea. Y, aunque todos estos síntomas nunca se han ido, es cierto que el invierno pasado vivimos una situación diferente. La patología infecciosa y los famosos virus del invierno sufrieron una marcada disminución, provocada por el desplazamiento por parte del SARS-Cov-2.

Y es innegable la utilidad de las medidas higiénicas puestas en marcha con la pandemia del coronavirus, de tal manera que la mascarilla, la higiene de manos y el distanciamiento social han tenido un papel fundamental. No en vano, desde las maternidades llevamos muchos años insistiendo en la importancia del lavado de manos o en evitar el contacto de los recién nacidos con personas acatarradas.

Vuelven los virus de invierno

En la actualidad, nos encontramos ante una situación muy distinta. En las últimas semanas se ha detectado de forma habitual la presencia de rinovirus, adenovirus, bocavirus  o virus respiratorio sincitial entre otros. Y no sólo estamos atendiendo patología respiratoria. Los cuadros gastrointestinales causados por enterovirus o rotavirus también son frecuentes.

Por eso, en este post vamos a intentar explicar algo acerca de todos estos cuadros y, para ello, podemos servirnos de las hojas informativas que la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas tiene para ayudar a los padres.

  • Lo más frecuente es el catarro de vías altas o infección respiratoria de vía aérea superior, que cursa con moco nasal, tos o estornudos. Hay que recordar que, durante los primeros meses de vida, el bebé reacciona con un estornudo ante muchos estímulos de forma refleja, para asegurar que la nariz esté libre para poder respirar, por lo que la presencia de estornudos de forma aislada no implica que estemos ante un catarro. Estos catarros suelen ser de causa vírica y, a veces, se acompañan de fiebre. También es frecuente que el niño esté inapetente y pueda rechazar, al menos parcialmente, las tomas, por lo que no deberemos forzar la ingesta. Nuestra actitud consistirá en intentar mantener libre la nariz realizando lavados nasales frecuentes. Tendremos que vigilar el estado general del niño, así como su estado de hidratación y la aparición de signos de dificultad respiratoria (respira muy rápido, se le hunde el pecho o se le marcan las costillas y mueve mucho el abdomen). El tratamiento en general es sintomático, pero cuando tengamos dudas, especialmente en los menores de 3 meses, o si encontramos al niño “raro”, consultaremos con nuestro pediatra o en el servicio de urgencias.
  • La bronquiolitis es una infección de las pequeñas vías aéreas, que provocan inflamación y obstrucción de estos bronquiolos causando dificultad respiratoria en menores de 2 años. Suele empezar como un catarro, pero a lo largo de los días van apareciendo los signos de dificultad respiratoria, el rechazo de las tomas, y a aveces la fiebre. Su etiología es vírica, y entre todos ellos destaca el virus respiratorio sincitial. No disponemos de un tratamiento eficaz frente al mismo, por lo que las medidas preventivas como la higiene de manos, evitar el tabaquismo, promover la lactancia materna adquieren un gran protagonismo.
  • Otro de los cuadros respiratorios que vemos con frecuencia es la laringitis. Se trata de una inflamación de la laringe, habitualmente de causa vírica, que cursa con tos perruna, afonía, ronquera y dolor de garganta. En ocasiones progresa y llega a oírse un ruido al coger aire, que llamamos estridor. Además del tratamiento sintomático, con antitérmicos y asegurando una correcta hidratación, solemos usar tratamiento antiinflamatorio. La humedad y el aire fresco suelen mejorar estos cuadros, por lo que puede abrirse la ducha con agua caliente para que se produzca vapor, o bien sacar al niño a la calle o a la ventana, abrigando bien al niño antes. Es importante vigilar bien la dificultad respiratoria y la presencia de estridor. Cuando el niño tiene dificultad para tragar, babea mucho, o adquiere la postura “a cuatro patas” hay que sospechar una epiglotitis, una forma muy grave que prácticamente ha desaparecido en nuestro medio tras la incorporación al calendario de la vacunación frente a Haemophilus influenzae.
  • Por último, estamos viendo con frecuencia tanto cuadros de vómitos aislados como acompañados de diarrea en el contexto de gastroenteritis aguda. Los vómitos se producen también en muchos otros cuadros, sobre todo infecciosos, pero cuando se asocian a diarrea con un gran número de deposiciones es cuando hay que estar especialmente vigilantes del estado de hidratación del paciente. Cada vez que el niño vomite o realice una deposición hay que reponer líquidos con un suero de rehidratación, ofreciéndolo despacio (por ejemplo, una cucharada cada 5 minutos). Según vaya mejorando la tolerancia pueden aumentarse las cantidades, pero siempre es bueno ofrecer pequeñas cantidades repetidas veces, sin forzar las tomas. En el caso de lactantes con lactancia materna, debe mantenerse aumentando el número de tomas. No se recomienda la utilización de la dieta astringente clásica, aunque los alimentos fuertes o grasos serán peor tolerados.

En el Servicio de Pediatría del Hospital Recoletas Campo grande disponemos de unos profesionales cualificados y comprometidos con la atención al paciente pediátrico, cuyo primer objetivo es salvaguardar el bienestar del niño. Además del Servicio de Urgencias Pediátricas disponibles las 24 horas del día todos los días del año, contamos con la Unidad de Hospitalización Pediátrica para los casos en que es necesario ingresar al niño, así como con el Centro Médico La Marquesina para la consulta, el seguimiento y el control de nuestros pequeños pacientes.

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