Cómo saber si se tienen antecedentes de riesgo de cáncer de mama
11 noviembre, 2014 Maternidad y ginecología
El cáncer de mama es una enfermedad tristemente habitual entre el colectivo femenino y fruto de ello existe una gran conciencia social sobre este tema. En este sentido, distintas organizaciones e instituciones lanzan campañas periódicas para fomentar la prevención, destacando la cuestión de los antecedentes personales y familiares. No obstante, ¿qué se entiende exactamente por antecedentes? Básicamente, se trata de todos aquellos factores que pueden incidir que una persona tenga un riesgo más alto que otra de padecer un cáncer de mama. Algunos de estos elementos pueden modificarse y otros no.
La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) ha realizado numerosos estudios sobre el tema y ha concluido que los factores a tener en cuenta para saber si se tienen antecedentes de riesgo son la edad, el grado de parentesco con personas afectadas por la enfermedad o por otros cánceres como el de ovario o el de colon, los tratamientos hormonales (terapia hormonal sustitutiva para la menopausia o anticonceptivos orales), las radiaciones en el tórax para tratar algún cáncer, el número de embarazos y la edad en la que se produjeron, haber padecido otro tipo de cáncer y el consumo de alcohol, la inactividad física y la obesidad. Lógicamente, el aspecto genético constituye un antecedente muy peligroso, ya que está comprobado una transmisión defectuosa de los genes BRCA1 y BRCA2 puede elevar el riesgo de sufrir cáncer mama en más de un 70%.
Sobre la prevención o detección de todos los antecedentes anteriormente expuestos, conviene saber que las probabilidades genéticas aumentan en la medida en que los familiares afectados son más próximos (las madres, hermanas e hijas serían los parientes cercanos que más nos influirían).
Además, las mujeres que han tenido más ciclos menstruales (y con ello más exposición a las hormonas femeninas) debido a que tuvieron su primera regla antes de los 12 años y/o que alcanzaron la menopausia después de los 55 años tienen un riesgo ligeramente mayor de padecer cáncer de seno. Por la misma razón, también tienen un riesgo ligeramente más elevado las mujeres que no han tenido hijos o que los han tenido después de los 35 años.
Dentro de los factores modificables relacionados con los estilos de vida, los factores de riesgo que más influyen son la obesidad y el sobrepeso, el consumo de alcohol y la falta de actividad física.
Los implantes mamarios, el uso de desodorantes, el uso de sujetadores con aros o los tratamientos para la fertilidad no han demostrado que aumenten el riesgo de cáncer de mama.
Se recomienda que todas las mujeres se hagan una revisión ginecológica anual con un especialista que incluya revisión de las mamas, y que a partir de los 40 años incluya mamografía. En el caso de mujeres con alto riesgo familiar por tener tres o más antecedentes familiares de primer grado de cáncer de mama o sean portadoras de mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, es necesario empezar a hacer mamografías antes de los 35 años, recomendándose que se inicie el seguimiento con mamografía antes de la edad en la que se le diagnosticó el cáncer de mama a las familiares afectadas.