Diez pautas para evitar la ansiedad y depresión del síndrome posvacacional
31 agosto, 2017 Prevención
Uno de cada tres trabajadores está sufriendo o sufrirá el síndrome posvacacional al reincorporarse al trabajo tras el verano, el 66% restante, una parte importante padece o padecerá un cuadro de fatiga o estrés directamente vinculado a su incorrecta adaptación al orden y la rutina tras las vacaciones.
Las personas más propensas a tener este síndrome son los que tienen menor tolerancia a la frustración, los menos resilientes, los que disfrutan de unas largas vacaciones y los que vuelven a un entorno laboral hostil.
Para evitar experimentar este síndrome, los expertos recomiendan una serie de pautas:
1. Regresar a la vivienda habitual unos días antes de empezar a trabajar, para prepararse física y mentalmente y volver a la actividad laboral y a la rutina con una actitud positiva.
2. Volver a los horarios laborales habituales unos días antes de empezar a trabajar, para ir acostumbando al cuerpo y el organismo.
3. Empezar a trabajar a mitad de semana, para que no se haga tan larga y se tenga un comienzo progresivo.
4. Priorizar las tareas pendientes y organizar el trabajo de los primeros días. Es habitual llegar y tener trabajo atrasado, correos electrónicos por contestar… y que eso genere angustia.
5. Intentar empezar por las tareas más gratas y menos difíciles.
6. Aprovechar los fines de semana para seguir haciendo actividades lúdicas y no desperdiciar los ratos de descanso.
7. Dividir las vacaciones a lo largo del año. Las personas que no fraccionan sus vacaciones son más proclives a desarrollar el síndrome posvacacional.
8. Intentar dar buen ambiente al lugar del trabajo, poniendo a la vista algún recuerdo de las vacaciones u ordenando el escritorio.
9. Evitar, en la medida de lo posible, llevar trabajo a casa, porque genera altos niveles de estrés.
10. Adquirir o readaptarse a los hábitos saludables de alimentación, sueño y descanso y práctica de deporte de forma regular.
Finalmente, si el síndrome persiste más allá de lo habitual, los expertos recomiendan someterse a terapia psicológica para aprender a gestionar las emociones y conseguir que la apatía y los sentimientos de tristeza desaparezcan.