Unidad de medicina de la adolescencia: Hospital Recoletas Campo Grande
10 enero, 2018 Valladolid
Cada vez son más el número de casos de adolescentes que acuden a los centros sanitarios, con alguna de las patologías relacionadas con la adolescencia. En la Unidad de Medicina de la Adolescencia del Hospital Recoletas Campo Grande se ofrece asistencia integral en cuanto a prevención, diagnóstico y tratamiento de los problemas físicos, emocionales, psicológicos y sociales que afectan al normal crecimiento de los pacientes adolescentes. El principal objetivo es prestarles una atención de calidad, prevenir su salud, así como conocer y evitar los riesgos en esta etapa tan controvertida de su vida.
Esta Unidad no solo se ocupa de la propia patología médica sino que también aborda los problemas del desarrollo del adolescente que pueden llevar aparejados trastornos de la conducta alimentaria, adicciones a nuevas tecnologías o a sustancias, sexualidad, fracaso o acoso escolar, entre otras. Además, trata de incidir en el ámbito sanitario, en las familias y en los propios adolescentes para que se desarrolle una verdadera actividad preventiva.
Generalmente, el clínico general no está suficientemente capacitado para abordar integralmente el proceso adolescente, por lo que este “vacío” asistencial constituye un verdadero problema de salud en un periodo de la vida tan crucial. Además, dada la heterogeneidad de los problemas y diferentes disciplinas que deben abordarlos, resulta compleja la capacitación integral y su práctica en un tiempo razonable.
Es decir, atender a este sector de la población requiere interés, tiempo y experiencia profesional. La atención de los adolescentes debe de ser integral y hacerse desde diferentes perspectivas como la Medicina General, la Pediatría, la Ginecología. Por ello, La Unidad de Medicina de la Adolescencia cuenta con un equipo de profesionales de la rama de Pediatría especializados precisamente en esta área que trabajan en colaboración con otros especialistas formando un equipo de trabajo multidisciplinar. En definitiva, el principal reto para estos profesionales es abordar las necesidades de salud de esta peculiar edad, detectar cuanto antes los problemas que puedan experimentar los pacientes, proporcionar el tratamiento apropiado e instaurar medidas preventivas mediante una adecuada educación sanitaria. Además, de fomentar la participación para que los jóvenes sean a la vez objeto y sujeto de las acciones de salud.