Día Mundial de la Diabetes, ¿cómo influye la alimentación?
14 noviembre, 2023 Centros | Grupo Recoletas | Unidad de Obesidad
Etiquetas: diabetes, Endocrinología, nutricion
Existen diferentes tipos de diabetes, pero las más habituales son dos:
- Diabetes Mellitus tipo I: Enfermedad de tipo autoinmune por el cual el propio sistema inmune ataca a las células beta del páncreas haciendo que deje de producirse insulina, favoreciendo el aumento de los niveles sanguíneos de glucosa. Esto supone que se produzca un estado de insulinodependencia, siendo necesario su aporte de forma artificial para disminuir los niveles de azúcar. Una mala regulación puede producir tanto hiper como hipoglucemias, siendo perjudiciales las dos.
- Diabetes Mellitus tipo II: En este caso sí se produce suficiente insulina en el páncreas, pero las células corporales se vuelven resistentes a ella, normalmente de forma secundaria a los malos hábitos, exceso de grasa corporal, la edad o la genética. Esta patología puede tratarse y revertirse sólo con alimentación y ejercicio, aunque, en muchos casos es necesario el tratamiento farmacológico y, en última instancia, puede ser necesario el aporte de insulina exógena.
En ambos casos la alimentación será uno de los aspectos más importantes ya que parte de la glucosa circulante procederá de la ingesta y dependerá de cómo sea esta. Una alimentación más rica en hidratos de carbono supondrá un aumento de los niveles de glucosa, pero dependiendo del tipo de hidrato y los alimentos con los que se consuma puede suponer gran diferencia:
- Hidratos de carbono simples: Su digestión y absorción es mucho más rápida y sencilla, por lo que producirá un mayor pico glucémico, suponiendo una mayor dificultad para aplacarlo y una bajada posterior más rápida y pronunciada, por lo que no ayudan a mantener unos niveles estables. Estos son principalmente los azúcares y dulces, zumos o refinados (pan o pasta blanca).
- Hidratos de carbono complejos: Su digestión es más complicada y lenta, por lo que se absorben poco a poco, no generando tanto pico y, además, alargando su efecto en el tiempo, manteniendo niveles más estables (ni subidas pronunciadas, ni bajadas posteriores). Esto se debe, principalmente, a un mayor aporte de fibra, además de otros nutrientes. Los encontramos en cereales integrales (pan o pasta), tubérculos y pasta o arroz cocinados y luego enfriados (almidón resistente), legumbres o frutas enteras (dependiendo de su contenido en agua se absorberán más o menos rápido).
Consumir los alimentos más ricos en hidratos de carbono (del tipo que sea), junto con otros ricos en proteínas, grasas saludables o fibra (verduras), ayuda a disminuir su absorción, sobre todo si se consumen después. Además, añadir vinagre o canela a las comidas también puede hacer disminuir la curva glucémica.
Para prevenir o revertir el avance de una resistencia a la insulina o diabetes mellitus tipo II, o para tratar cualquier tipo de diabetes, la alimentación es uno de los factores más importantes, pero el ejercicio es un gran regulador de la glucemia, ya que el músculo consumirá glucosa y favorecerá una disminución de la resistencia a la insulina. Además, este efecto no sólo se produce durante el ejercicio si no que continúa en las horas posteriores, y a mayor masa muscular, mejor respuesta insulínica y regulación hormonal en general.
Si necesitas ayuda para mejorar tu diabetes o resistencia a la insulina en la Unidad de Nutrición y Obesidad Recoletas pondremos a los mejores profesionales a tu disposición.