Ser madre gracias a una donante de óvulos
27 mayo, 2014 Maternidad y ginecología
Cuando una mujer quiere ser madre y por diferentes circunstancias no lo puede conseguir en un tiempo que considere razonable (los expertos recomiendan buscar ayuda profesional a partir de un año con relaciones sexuales sin protección), suele acudir a una clínica de reproducción asistida para que los profesionales le ayuden a alcanzar su objetivo. Si después de los estudios pertinentes, el consejo médico es que la mejor alternativa consiste en recurrir a una la donación de óvulos, a la mujer le suelen surgir muchas dudas que son lógicas y comprensibles.
Lo primero a tener en cuenta es que el hecho de ser donante de óvulos es uno de los actos de generosidad, solidaridad y altruismo más grande que una mujer puede tener hacia otra, pues desde el absoluto anonimato, le regalará la posibilidad de ser mamá a una mujer que de otra manera no podría.
Para que los óvulos de una donante lleguen a ser utilizados en un tratamiento de reproducción asistida, la donante deberá someterse antes a una serie de pruebas y estudios médicos para asegurarse de que no padece ninguna enfermedad y, por tanto, garantizar que ella y sus ovocitos están sanos.
Una de las preocupaciones más frecuentes en las mujeres que inician un tratamiento de ovodonación es cómo será la relación con su hijo, si habrá algún tipo de desapego por el hecho de que no proceda de un óvulo propio, o cómo contarle a su hijo llegado el momento el proceso de reproducción asistida.
Si este es tu caso, no te angusties, un óvulo es solamente el principio del proceso de maternidad, el vínculo entre una madre y un hijo se construye a lo largo de toda la vida de una forma natural, desde el embarazo al empezar a compartir latidos, fluidos y desarrollo de la vida durante 9 meses.
El desarrollo del apego de una madre con su hijo a lo largo de la vida es una experiencia única, inimitable e intransferible que desarrolla un lazo invisible y único independientemente de la manera que haya sido concebido el bebé. Este “ADN psicológico” es una impronta muy fuerte que tu hijo reconocerá siempre: tu olor, tu voz, tu ritmo cardíaco, tu forma de cogerle en brazos, tus caricias….son absolutamente únicos y el apego no se puede donar ni se consigue en un centro de reproducción asistida.