Cada vez hay mayor conciencia sobre la importancia del uso de protectores solares en el verano al acudir a las playas o piscinas, sin embargo, el simple hecho de aplicarse el fotoprotector cuando estemos en estos lugares no es suficiente para prevenir el fotoenvejecimiento prematuro y el cáncer de piel.
El adecuado cuidado de la piel comienza por elegir un correcto protector solar. Algunas claves para elegir un buen fotoprotector son:
Tras la exposición solar debemos retirar los restos de cloro o sal ya que, si no se eliminan, secarán en exceso nuestra piel, con una ducha con temperatura baja o media, durante pocos minutos, sin frotar en exceso para no dañar nuestro manto lipídico protector y empleando un jabón suave con un Ph no alcalino. Después de la ducha, debemos secarnos cuidadosamente y aplicar un producto que contenga agentes hidratantes, reparadores y antiinflamatorios. Estos productos no necesariamente tienen que llevar la famosa etiqueta “aftersun”. Debemos fijarnos que entre sus ingredientes aparezcan compuestos como ácido hialurónico, vitaminas C y E o la caléndula.
Debemos aprovechar el momento de la ducha para inspeccionar posibles cambios en manchas o lunares en cuanto a tamaño, forma, color, sangrado o picor, así como la aparición de lesiones que no estaban previamente.
Es muy habitual que las manchas se oscurezcan tras el verano, por el mayor estímulo de producción de melanina. Para mejorar el aspecto de estas manchas podemos recurrir a productos a base alfahidroxiácidos o retinoides. De manera más efectiva los dermatólogos podemos realizar peelings en consulta o tratamientos láser que destruirán las manchas y mejorarán el aspecto global de la piel. Siempre debemos tener en cuenta que es de gran importancia un diagnóstico adecuado del tipo de mancha por especialistas antes de disponerse a tratarlas.
Por último, si no nos hemos protegido adecuadamente del sol y presentamos quemaduras, debemos ser examinados para indicar la necesidad de tratamiento con cremas antiinflamatorias con corticoides.
Es importante señalar, que aunque el eritema o rojez de las quemaduras desaparezcan en unos días, no lo hace el daño en el DNA, que se acumula presentándose en el futuro como una piel envejecida prematuramente y con alteraciones precancerígenas y cancerígenas.
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