No solo los altos ejecutivos, con una agenda profesional muy cargada sufren estrés, también afecta a profesores, amas de casa y a niños, para quienes la situación se vuelve más grave, pues no saben cómo afrontarlo: los exámenes, la temida visita al dentista o una agenda escolar repleta de actividades pueden provocar un exceso de ansiedad en los niños, que les puede producir desde dolor de cabeza o abdomen, hasta un cambio de carácter o hábitos.
El estrés se define como la falta de respuesta adecuada a las exigencias de la vida diaria y que se puede reflejar en los niños con una ansiedad desmesurada. Puede aparecer desde los 2-3 años en circunstancias en las que tiene que separarse de su madre, por ejemplo, cuando va a la guardería. Los trastornos de ansiedad iniciados en la infancia suelen estar relacionados con la aparición del estrés infantil, de ahí la importancia de no dejar pasar por alto las señales y los síntomas:
I. TRASTORNO DE LA ANSIEDAD DE LA SEPARACIÓN: Es el que siente el niño al separarse de una persona a la que está vinculado. Suele aparecer cuando el niño se desplaza a una excursión o cuando los padres inician un viaje, apareciendo ideas angustiosas con la sensación de que ocurrirá algo que impedirá volver a ver a sus seres queridos.
II. TRASTORNO DE LA EVITACIÓN: Es el niño que evita el contacto con personas desconocidas. Son niños inseguros, tímidos y poco asertivos (no dicen lo que realmente piensan o sienten).
III. TRASTORNO DE LA ANSIEDAD EXCESIVA: Es una preocupación injustificada provocada por temor anticipatorio, y se preocupa angustiosamente por exámenes futuros, visitas al médico, cumplir con sus obligaciones… Pueden aparecer trastornos de sueño y sensación de inquietud o tensión. En ocasiones, se asocia a fobias específicas (fobia escolar, fobia social…).
IV. TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO: Es un trastorno debilitante que suele presentarse tras haber vivido un suceso aterrador. En los niños generalmente se transforma en un trastorno crónico.
V. TRASTORNO ADAPTATIVO: Es la dificultad de adaptarse a nuevas situaciones y suele llevar aparejado trastorno del comportamiento. El niño cambia su pauta de actuación al producirse un cambio externo, como la separación de los padres, un cambio de colegio o lo más recientemente vivido en nuestro país, por la pandemia provocada por el covid-19 y el confinamiento domiciliario sufrido, que en algunos casos ha llegado a producir problemas físicos, como dolores de cabeza y de espalda, sarpullidos, molestias estomacales e incluso fatiga por falta de aire provocada por la ansiedad.
La infancia es un periodo que se caracteriza por cambios y los niños deben hacer frente a los retos que suponen las transiciones que supone de una etapa a otra, siendo estos retos los que pueden convertirse en acontecimientos estresantes y poner en peligro el proceso normal evolutivo de un niño, desde el nacimiento hasta los 13 años aproximadamente.
Para acercarnos al estrés en los niños debemos estar alertas a cuatro aspectos muy importantes que nos orientaran tanto en la observación como en la forma de tratar de ayudarlos. Como padres y también los maestros
podemos indagar:
La observación del niño ya sea por un especialista, padres o profesores debe estar orientada por estos cuatro puntos de referencia.
La principal fuente de estresores en la edad escolar se ubica en el contexto escolar. Lo demostró MADDERS (1987), quien identificó una relación de eventos estresantes escolares y extraescolares después de observar
una clase en el nivel primario: pérdida de algún progenitor, orinarse en clase, perderse, ser molestado por niños mayores, ser el último en lograr algo, ser ridiculizado en clase, peleas entre los padres, mudarse a un nuevo colegio, exámenes, ir al dentista o al hospital, llevar a casa un informe negativo del colegio, romper o perder cosas, ser diferente en algún aspecto, un nuevo bebé en la familia, hacer algo ante un público, llegar tarde al colegio.
Los videojuegos, los juegos de PC y la televisión pueden estar afectando el comportamiento de los niños en una forma significativa. El cuerpo responde a los estímulos visuales como si se tratara de “una alerta de peligro real”, la cual es interpretada químicamente. El organismo libera una gran cantidad de adrenalina y cortisol, que son dos hormonas estimulantes a nivel nervioso. Los niños y los jóvenes que son expuestos a muchos estímulos como éstos pueden estar desarrollando mucho estrés y si nota que afecta al niño en la parte académica o nota que los cambios emocionales son constantes y por mucho tiempo es recomendable la asesoría profesional, ya que un estado de estrés que se prolonga puede conducir incluso a una depresión.
En primer lugar observar si su hijo o hija presenta algún signo o señal que nos indique que el niño pueda estar experimentando estrés:
Pero, ¿es posible prevenir la aparición de este trastorno en los niños?
Segun los expertos “el mejor modo de evitar su aparición es dar al niño una vida afectiva equilibrada, guiándolo a canalizar sus emociones de una manera más asertiva, buscando la ayuda en el tiempo oportuno” (CUETO 2006).
Un niño puede controlar su estrés, enséñele cómo, guíelo para que exprese lo que siente, ESCÚCHELO…
Para analizar, destacar una situación conocida como estrés extremo, que se produce en niños con TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO y “son niños que sienten como si estuvieran sin poderse moverse en el medio de una calle, mientras un camión se aproxima rápidamente hacia ellos”.
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