El suelo pélvico se debilita con el embarazo, debido a los cambios hormonales y al peso del bebé y especialmente con el parto, tras el cual, estos músculos están distendidos y fatigados por lo que se pueden sufrir pérdidas de orina, disfunciones sexuales e incluso el prolapso (caída) de alguno de los órganos pélvicos si no se recuperan.
Para fortalecer el suelo pélvico y para evitar las molestias y síntomas, se recomienda empezar a realizar ejercicios de fortalecimiento y control de la musculatura pélvica durante el embarazo. Así se adquiere el hábito para proseguir con los ejercicios después del parto y obtener una plena recuperación. Aunque siendo estrictos lo mejor sería comenzar desde el postparto inmediato, normalmente se espera un mes para evitar riesgos del postparto. Durante las primeras semanas posteriores al parto es aconsejable no realizar tareas que impliquen levantar peso, como hacer la compra o permanecer demasiado rato en pie. Debes aprovechar al máximo los ratos en los que puedas descansar y hacerlo con las piernas elevadas. Hay que contrarrestar al máximo los efectos de la gravedad.
Un modo de ser consciente de nuestro suelo pélvico y aprender a controlarlo es ejercitarlo a diario cada vez que vayamos a realizar algún esfuerzo con esta zona. Hay que intentar contraer la musculatura cada vez que se tosa, se ría, nos agachemos o se levante peso.
Los ejercicios más recomendables son los de Kegel. Se realizan contrayendo y relajando los músculos del suelo pélvico. Los ejercicios de Kegel al principio son un poco raros, y no es fácil encontrar y aprender a contraer los músculos, por lo que es muy recomendable consultar a una comadrona o fisioterapeuta que te ayuden a aprender a hacer los ejercicios correctamente.
Los ejercicios de Kegel se pueden hacer en cualquier postura y lugar, pero hasta que domines la técnica es recomendable que realices los ejercicios tumbada sobre tu espalda (intentando que no quede ningún hueco entre la zona lumbar y la superficie), con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en el suelo. De este modo controlarás mejor los músculos pélvicos y no se activarán ni los glúteos ni los abdominales.
A medida que nuestro cuerpo se va recuperando, también podemos realizar ejercicios como el yoga o la danza del vientre. Al tratarse de ejercicios hipopresivos (que trabajan la respiración y que también fortalecen la faja lumbopélvica sin presionar los órganos y estructuras internas), ayudarán al correcto mantenimiento de nuestro suelo pélvico y a tener una mejor figura y estado físico general.
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