Las visitas al dentista para hacer revisión, se deben hacer a partir del año de edad. Y conviene que sean de periodicidad anual.
En una revisión se pone atención en los siguientes aspectos:
Comprobamos la erupción de los dientes, si le están saliendo a tiempo los dientes, es decir, en la edad habitual, antes o después. Si se trata de la dentición definitiva, miramos si los temporales se caen como deben, o es un momento en el que se ven a la vez el diente temporal y su diente definitivo correspondiente. También si han erupcionado por el lugar adecuado, y si le produce al niño o adolescente molestias o infecciones.
La caries se debe tratar para evitar complicaciones dolorosas e infecciosas, tanto si son dientes temporales como si son definitivos.
Debemos analizar las posibles causas de las caries, viendo y mejorando las pautas de higiene dental y de alimentación, por si hay cepillado insuficiente o incorrecto, y/o excesiva ingesta de dulces.
No deben sangrar las encías espontáneamente ni al cepillado. Si sangran es que hay gingivitis o inflamación de encías, debido a la insuficiencia o mala técnica del cepillado, o a la ingesta de demasiados dulces entre las comidas. Habrá que mejorar la higiene y la alimentación como en el caso de las caries.
También se analiza el resto de la mucosa bucal, es decir la superficie de la lengua, la parte interna de los labios y de las mejillas, por si hay llagas, manchas, pequeñas heridas etc.
Es importante que el niño se acostumbre a visitar al dentista, como un hábito normal.
Así, en las primeras consultas, al no presentar generalmente ninguna patología, el niño aprende hábitos y técnicas de cepillado, y eso aumenta la eficacia de los esfuerzos de los padres para que se limpien los dientes.
El pequeño paciente aprende a visitar al dentista sin asociarlo a inyecciones o molestias, y cuando llegue el momento de hacer algún tratamiento, al estar el niño relajado, será más agradable y fácil.
Es conveniente que los padres se comporten con naturalidad, sin transmitirles ningún miedo consciente o inconscientemente. Si se le da demasiada importancia a la visita o se insiste al niño que no le pasará nada ni le dolerá, el niño pensará que algo raro ocurre y estará alerta y tenso.
En las revisiones siempre acompañará el adulto al niño en el gabinete dental, para que la madre o el padre sepan cómo va la higiene y la salud dental de su hijo, y en casa puedan actuar en consecuencia.
En cambio, cuando hay que hacer algún tratamiento, el niño pasa solo ya que se portan mucho mejor, y, por tanto, el tratamiento es más fácil y agradable.
Solo en casos excepcionales se hace pasar al padre o la madre si el niño se ha puesto algo inquieto.
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