Los miomas, también conocidos como fibromas o fibromiomas, son tumores benignos situados en la pared del útero que pueden desarrollarse de forma aislada o en grupo. Son los tumores benignos más frecuentes del aparato genital femenino.
Los miomas pueden ser asintomáticos, por lo que no se conoce con certeza su incidencia real, aunque se estima que los presentan una de cada cuatro mujeres en edad reproductiva, llegando a afectar al 20-40% de las mujeres mayores de 30 años. En el caso de que crezcan en determinadas localizaciones, pueden originar síntomas como reglas hemorrágicas, sangrados entre reglas, fuertes dolores abdominales y deseo frecuente de orinar.
Tipos de miomas
Los miomas se forman por una proliferación patológica de la capa muscular del útero, pero en su crecimiento pueden desarrollarse hacia la cavidad abdominal (miomas subserosos), hacia la cavidad uterina (miomas submucosos), o mantenerse en el espesor del miometrio (miomas íntramurales).
¿Qué origina los miomas?
Aunque no se sabe exactamente por qué se originan, se conocen ciertos factores predisponentes entre los que se encuentran los factores genéticos (pueden ser hereditarios) y hormonales. El crecimiento de los miomas depende de los estrógenos, por lo que podrán crecer mientras la mujer tenga reglas, mientras que con la menopausia el tamaño de los miomas se reduce.
Tratamientos
El tratamiento de los miomas depende de la edad, el deseo de quedarse embarazada, los síntomas, el tamaño, el tipo de mioma y su localización.
Los miomas que no producen síntomas y que son de pequeño tamaño no requieren ningún tipo de tratamiento y solamente es necesario realizar controles de seguimiento ginecológico cada seis meses.
Generalmente el tratamiento se instaura cuando producen síntomas, son muy grandes (más de 6 cm), crecen rápidamente o pueden interferir con el embarazo. El tratamiento puede ser médico o quirúrgico. En el tratamiento médico se emplean tratamientos hormonales para reducir el tamaño de los miomas y disminuir temporalmente los síntomas, analgésicos para disminuir el dolor y suplementos de hierro en los casos en que existe anemia por las hemorragias.
Existen diferentes técnicas para la extirpación quirúrgica del tumor, muchas de ellas laparoscópicas, muy poco invasivas y conservadoras para poder preservar el útero.
En cualquier caso, la visita al ginecólogo es prioritaria para que este realice tanto una valoración como un seguimiento adecuados.
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