Autor: Dr. Aguado García – Unidad de Oftalmología
El hecho de que en un momento de la vida seamos incapaces de leer un texto, ver un precio de un supermercado o, simplemente, ver bien el nombre de quien nos llama al teléfono móvil, tiene un grado de frustración y es motivo de queja por parte de muchos pacientes en las consultas de oftalmología. El motivo es la aparición de la vista cansada o presbicia y lo que mucha gente no sabe es que en la actualidad existe la posibilidad de operarse la vista para corregir este defecto del cristalino.
El cristalino es la lente natural que tenemos en el interior del ojo. Cuando intentamos visualizar objetos que se encuentran cercanos y a media distancia, el cristalino modifica su forma y consigue un óptimo enfoque de las imágenes. A medida que el cristalino envejece se vuelve más rígido y menos flexible, perdiendo su capacidad de enfoque y es lo que se denomina presbicia aunque popularmente se conoce como vista cansada.
El paciente con presbicia suele notar dificultar a la hora de leer o ver la pantalla del móvil e intenta mejorarlo alejando los objetos para conseguir la distancia adecuada por un buen enfoque.
Las presbicia no se puede prevenir y constituye una condición óptica y visual que se desarrolla como resultado del envejecimiento normal del cristalino. Su aparición sucede a partir de los 40 años hasta aproximadamente los 60, cuando se estabiliza. Su tratamiento se realiza habitualmente con corrección óptica con gafas, pero también existe el tratamiento quirúrgico de la presbicia.
En la actualidad es posible su corrección quirúrgica y disponemos de varios tipos de tratamientos dependiendo de varios factores en cada paciente: edad, existencia o no de un defecto refractivo anterior como miopía y/o astigmatismo, tipo de vida o actividad del paciente.
Son tratamientos que requieres una segunda intervención para la corrección tanto de la visión de cerca como de lejos, cuando el paciente desarrolle cataratas.
El cristalino a sustituir puede ser normal o con catarata (opacidad del mismo que aparece con la edad). La intervención se realiza con anestesia con gotas: rápida e indolora y no necesita de ingreso hospitalario.
Previo a la intervención es muy importante que el oftalmólogo realice un exhaustivo examen que le permita saber si el paciente es un candidato adecuado para este tipo de técnica, no exenta de algún efecto secundario, y la existencia de alguna patología ocular previa que desaconseje la cirugía. El diálogo entre médico-paciente es fundamental para así conocer profesión, aficiones e intereses. Esto se reflejará en la personalización de la cirugía: eligiendo no sólo la técnica que mejor se adapte al paciente, sino la lente intraocular más adecuada.
Desde el Instituto Oftalmológico Recoletas, podemos asesorarte para llevar a cabo este tipo de tratamientos u otros relacionados con la vista. Pide cita con nuestros expertos para realizar un diagnóstico y asesoramiento personalizado.
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