La adopción de embriones o recepción de embriones donados es una alternativa cada vez más extendida entre las parejas o mujeres que tienen problemas de fertilidad.
Existen varias causas que hacen que la adopción de embriones sea el procedimiento elegido. Entre ellas destaca la ausencia de éxito en tratamientos anteriores como la fecundación in vitro (FIV), o como alternativa a la ovodonación con semen de donante en los casos en que ninguno de los padres tiene gametos (semen y ovocitos) de calidad suficiente o tienen algún problema genético.
Los embriones empleados en esta técnica son aquellos que han sido donados por otra mujer o pareja tras la realización de un tratamiento de reproducción asistida y que se encuentran congelados. Son embriones procedentes de pacientes sanos, menores de 35 años, que cumplen los criterios de donación y en muchos casos proceden de donantes de óvulos y/o de semen. Según establece la Ley de Reproducción Asistida de 2006, “los preembriones sobrantes de la aplicación de las técnicas de fecundación in vitro que no sean transferidos a la mujer en un ciclo reproductivo podrán ser crioconservados en los bancos autorizados para ello”. Es esta ley la que también establece que la mujer o la pareja sometida a un tratamiento de fertilidad tendrá que pronunciarse por escrito sobre qué quiere hacer con los embriones sobrantes, permitiendo escoger entre las siguientes opciones:
El tratamiento que recibe la paciente que adopta un embrión es sencillo. Tras la realización de los estudios de compatibilidad pertinentes, se administrará a la mujer receptora parches o cápsulas y comprimidos vaginales durante aproximadamente dos semanas para preparar el endometrio para que pueda acoger mejor a los embriones. Cuando el útero esté preparado se descongelan los embriones y se realiza la trasferencia de embriones al útero como en otras técnicas de reproducción asistida, sin necesidad de ingreso hospitalario. La tasa de éxito por ciclo se sitúa en torno a un 40%.
Algunas de las ventajas de esta técnica son su agilidad y la ausencia de tiempo de espera, ya que desde la evaluación inicial de la receptora hasta la transferencia pasan unas cuatro semanas. Por otro lado, la medicación hormonal y el coste es menor que otras técnicas, ya que no hay estimulación ovárica sino solo preparación endometrial.
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