Las infecciones vaginales son muy frecuentes, y afectan la calidad de vida de las mujeres que las padecen. La vaginosis bacteriana es la más frecuente de ellas (supone un 30-40% del total), junto con la candidiasis vulvovaginal (20-30%).
La flora vaginal normal contiene lactobacillus, unas bacterias beneficiosas que mantienen un medio ácido para evitar que otros microorganismos crezcan.
La causa de la vaginosis bacteriana es una alteración de la flora normal de la vagina, que permite el crecimiento de microorganismos patógenos como: gardnerella vaginalis, atopobium vagines, micoplasma, ureaplasma….
El pH de la vagina se vuelve más alcalino (>4,5), favoreciendo dicho crecimiento, fundamentalmente gérmenes anaerobios.
Aunque el 50 % de los casos pasan desapercibidos y no dan síntomas, a veces, el crecimiento de estas bacterias puede producir:
No son síntomas importantes, pero pueden producir molestias en el día a día y disminución de la calidad de vida.
Ni mucho menos, nada grave. Es una afectación que se puede prevenir y se trata de forma eficaz en caso de necesidad.
Es importante señalar que no es una ETS (enfermedad de transmisión sexual), se puede contagiar por esta vía, pero no es la causa fundamental, sino una alteración de la flora vaginal. Si se puede asociar a las relaciones sexuales, por la afectación de la flora y la mucosa vaginal que ello supone.
Es importante tener en cuanta que cuando no se trata esta alteración, es muy raro que se produzcan complicaciones salvo las molestias comentadas. Sin embargo durante el embarazo sí se ha relacionado con un mayor riesgo complicaciones como amenaza de parto prematuro y corioamnionitis.
De hecho, en principio, salvo en el embarazo, que se trata siempre, se suele poner tratamiento únicamente en caso de haber síntomas.
El tratamiento pautado en la consulta ginecológica es efectivo, y suele administrarse por vía vaginal salvo en caso de recidivas o infecciones resistentes. Se utilizan clindamicina, metronidazol o cloruro de decualinio (Fluomizin). Éste último es el tratamiento más nuevo y con mayor espectro antibacteriano de acción.
Una vez eliminadas las bacterias patógenas se puede utilizar un probiótico vaginal para disminuir el riesgo de recidivas, ayudando a restaurar la flora vaginal normal.Ante la aparición de cualquiera de los síntomas mencionados, sobre todo si estás embarazada, lo mejor es acudir a la consulta de tu ginecólogo para que determine el tratamiento más adecuado para tu caso y aliviar las molestias provocadas por estas infecciones bacterianas.
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