Los músculos del suelo pélvico tienen como función mantener la vejiga, el útero y el recto en su posición correcta contra la fuerza de la gravedad. Su debilitamiento puede acarrear consecuencias urinarias, genitales o sexuales para la mujer.
Cuando los músculos del suelo pélvico se debilitan, puede producirse incontinencia urinaria (pérdida de orina), prolapsos genitales (caída a través de la vagina de órganos abdominales como la vejiga o el útero) o disfunciones sexuales al disminuir el tono muscular de los músculos vaginales.
Para mejorar esta situación, el ginecólogo estadounidense Kegel diseñó una serie de ejercicios muy sencillos de realizar y que, llevados a cabo de forma regular, consiguen fortalecer la musculatura del suelo pélvico. Estos ejercicios se basan en la contracción y relajación de los músculos del suelo pélvico, esencialmente el músculo pubococcígeo (que puedes identificar porque es el que se contrae al contener el flujo de orina y detener la micción). Los ejercicios de Kegel establecen distintas rutinas que pasan por la relajación y contracción intensa de los músculos, así como la relajación y contracción rápidas. Estos ejercicios se realizan en series y, en ocasiones, se pueden realizar con la ayuda de elementos externos, como las bolas chinas, los conos vaginales o las pesas vaginales.
Los ejercicios de Kegel resultan muy beneficiosos para la mujer en diferentes etapas de la vida, particularmente en los meses de embarazo y los posteriores al parto y en la menopausia. Tener la musculatura pélvica fuerte implica que se podrán sujetar con más fuerza los órganos corporales sometidos a la presión del bebé, particularmente la vejiga. Además, cuando estos músculos están tonificados, el parto es más sencillo y se minimizan los problemas derivados de los desgarros o la aparición de las temidas hemorroides.
Tras el parto, los ejercicios de Kegel resultan muy útiles para recuperar la rutina, para evitar las pérdidas de orina y retomar la actividad sexual con normalidad.
Son muchas las causas que pueden producir el debilitamiento del suelo pélvico, entre ellas el embarazo, el parto, la menopausia, el estreñimiento, la obesidad o la práctica de deportes de alto impacto que impliquen saltar o cargar pesos excesivos. Por ello, los ejercicios de Kegel resultan beneficiosos en todo momento y en cualquiera de las etapas de la vida de una mujer.
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