Para hablar de la grasa localizada y entender porqué es tan difícil hacerla desaparecer, primero, es importante explicar cómo se acumula la grasa y cuál es el proceso que se sigue para perderla. La grasa y ácidos grasos que ingerimos, pero no gastamos, se acumulan en unas células llamadas adipocitos para formar los almacenes de energía, también conocidos como tejido adiposo.
La formación de tejido adiposo es algo natural y necesario para muchas de nuestras funciones vitales, el problema viene cuando se acumula en exceso y provoca algún tipo de trastorno metabólico.
El acúmulo de grasa en los adipocitos se puede producir por dos vías:
Si quieres saber más acerca de los tipos de grasa y sus peligros, ¡Sigue leyendo!
Para utilizar la grasa como energía tienen que ocurrir 3 pasos en nuestro organismo:
1. Que se movilice: cuando existe una demanda de energía, nuestro cuerpo recibe la señal de las hormonas encargadas de movilizar la grasa de nuestros adipocitos. De manera que, cuando se activa la adrenalina y la noradrenalina (las hormonas), los ácidos grasos almacenados salen al torrente sanguíneo para ser utilizados.
2. Que se transporte: una vez en el torrente sanguíneo, estos ácidos grasos se transportan hasta los órganos y lugares que han solicitado la demanda de energía.
3. Que se oxide: una vez que llegan los ácidos grasos al lugar que los necesita, se inicia un complejo proceso de oxidación de la grasa, cuyo resultado final es la obtención de energía (es cuando se “quema” la grasa).
Se estima que la primera grasa que se moviliza es la subcutánea y la última en utilizarse es, la más peligrosa, la visceral.
Por norma general, la grasa suele acumularse en la cintura, en el caso de los hombres, y en las caderas, en el caso de las mujeres. Incluso cuando se pierde un peso considerable, es difícil hacer que desaparezca la grasa de estas zonas.
El motivo es que, cuando aumentamos de peso, se generan nuevos adipocitos y se produce un aumento del tamaño de los que ya tenemos, acumulando y captando mayor cantidad de grasa. Si los cambios en el peso son cíclicos (subimos de peso y lo bajamos muy rápido), cada vez que aumentamos de peso se generan nuevos adipocitos, pero cuando perdemos peso, no los hacemos desaparecer por completo, solo eliminamos parte de la grasa que se acumula. Por tanto, las células que captan la grasa permanecen a la espera de que nos descuidemos y volvamos a comer de más para aumentar de peso.
De este modo, perdemos grasa y volumen, pero seguimos teniendo los almacenes localizados y eliminar estos adipocitos se convierte en una tarea mucho más costosa.
Por eso, si quieres perder peso de manera saludable, en la Unidad de la Obesidad Recoletas tenemos a tu disposición las técnicas más avanzadas y los mejores profesionales para ayudarte a conseguir tu objetivo. ¡Pide cita!
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