Hernia Inguinal. Recoletas Campo Grande
La patología herniaria es la dolencia a la que, con más frecuencia, se ve enfrentado el cirujano general a lo largo de su carrera profesional. Se estima que 1 de cada 30 personas desarrollarán algún tipo de hernia. De todas ellas, la hernia inguino-crural representa aproximadamente el 75 % de los casos, de ahí procede su importancia clínica-medica-quirúrgica.
Las hernias inguinales siempre han representado un reto para los cirujanos. La complejidad anatómica de la región inguinal llevó al desarrollo de una gran cantidad de técnicas quirúrgicas. Posteriormente, se desarrollaron técnicas que ofrecieran, además, poco dolor. Estas dos ideas conforman la base de las técnicas de «la hernioplastia sin tensión». La cual supone la utilización de una malla de polipropileno como material protésico para reforzar las paredes musculares posteriores y evitar la disección excesiva de la región inguinal.
Actualmente, las hernias de la región inguinal pueden ser reparadas mediante dos abordajes. El primero es abierto (convencional) e incluye la reparación laparoscópica asistida mediante el Robot Da Vinci. El segundo, el laparoscópico, es mínimamente invasivo. Además, es el más recomendando y constituye el nuevo “Gold Standard” por la European Hernia Society. Este método ha sido avalado por diferentes sociedades científicas con gran prestigio internacional, como la American Hernia Society y la Herniasurge Group, entre otras.
En los últimos años, son cada vez más los grupos quirúrgicos que practican las hernioplastias inguinales por vía laparoscópica. Así, se consiguen resultados destacables, similares a los obtenidos mediante otras técnicas sin tensión por vía abierta, con una recuperación más rápida y cómoda para el paciente.
Dentro del abordaje laparoscópico de la hernia inguinal, se han desarrollado dos técnicas quirúrgicas.
2. Hernioplastia inguinal Laparoscópica TAAP (Transabdominal preperitoneal): consiste en acceder a la cavidad abdominal y creación del espacio preperitoneal.
En ambas técnicas se utilizan los mismos materiales laparoscópicos. Estos requieren, por parte del cirujano, un mayor conocimiento de la región inguinal y una mayor destreza en habilidades laparoscópicas. Los resultados obtenidos son iguales en ambas, por lo que la elección de la técnica depende de la seguridad y confianza del cirujano.
Existen grandes diferencias que otorgan ventajas e inconvenientes entre ambas técnicas laparoscópicas. El abordaje TAPP requiere la aplicación de anestesia general y el acceso a la cavidad abdominal. Esta técnica permite valorar hernias bilaterales; sin embargo, se asocia a una mayor tasa de complicaciones abdominales. El abordaje TEP, en cambio, se puede realizar a través de anestesia raquídea. En este caso no se incide sobre el peritoneo, disminuyendo así la tasa de complicaciones abdominales; no obstante, este método no permite valorar hernias bilaterales.
2. Menor riesgo de complicaciones locales: (incisiones < 10 mm utilizada en vía laparoscópica) lo que supone:
3. Incorporación laboral precoz: como consecuencia del mínimo dolor postoperatorio y las heridas cutáneas pequeñas, que favorecen la reincorporación laboral.
4. Tasa de recurrencia < 2 %
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