La congelación tanto de óvulos como embriones se realiza mediante una técnica de congelación ultrarrápida denominada vitrificación. Este método presenta numerosas ventajas con respecto a la congelación lenta, que era la técnica utilizada hasta el descubrimiento de la vitrificación. Entre ellas, destacan las altas tasas de supervivencia tras la desvitrificación y el tiempo de congelación.
La criopreservación de óvulos y embriones está permitida por la ley española y es una herramienta básica en la reproducción asistida. Gracias a ella, se pueden preservar los embriones para su uso posterior, tanto para un tratamiento propio como para su donación a otras parejas o a proyectos de investigación.
La vitrificación es un proceso de congelación ultrarrápida en el que se utilizan crioprotectores, moléculas que protegen las estructuras internas del embrión de las bajas temperaturas. Estas moléculas sustituyen el líquido acuoso del interior de la célula.
El proceso a seguir es el siguiente:
Los tratamientos con óvulos en fresco presentan tasas de embarazo ligeramente mayores que aquellos en los que se utilizan embriones que han sido vitrificados. Aún así, los embriones criopreservados son capaces de continuar su desarrollo de forma normal, implantar y dar lugar a un bebé sano.
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